invisible tu soledad;
invisible tu pena;
tu rabia;
tu dolor.
Invisible tu desarraigo;
sesgada de cuajo tu infancia;
lo atroz enquistado en tus ojos.
Invisibles tus lágrimas, secas;
invisibles los moratones que hieren tu memoria.
Invisibles las secuelas de la metralla que se ceba en el alma.
Invisibles tus huellas,
tu hambre
[de pan y amor];
tu sed
[de agua y justicia].
Invisible tu piel; tu carne...cuando ni siquiera la compasión repara en tí...
Eva López Álvarez