viernes, 31 de enero de 2014

Pisar sin dejar huella alguna;
                      como llenar el alma de aire
                                            [todavía más hueca cuando expiras]

Andar sin que nadie te vea;
                      como tener que mirarte al espejo para encontrar unos ojos que te miren...

Responderte tu mismo las preguntas;
                    escupirte tu mismo a la cara los chorros punzantes de realidad...

Cubrirte la piel invisible,
              mecer tu propio desvelo,
              hablarte en voz alta para romper el silencio invasor,
              reescribir tu memoria para no morir en el intento.

                                                                                           Eva López Álvarez




Ser nido;
      para que tu vuelo descanse en mi vientre
                                                            [cóncavo de emociones].

Ser charco;
      servirte de espejo cuando no te reconozcas,
                        oasis cuando tu sed sea imperiosa,
                        juego de infancia cuando las horas vistan el uniforme de la edad tardía...

Ser mentira;
      LA MENTIRA que hace soportable tu realidad;
      la mentira a la que llamar amor cuando no lo encuentres;
      la mentira en que bañar tu deseo más desnudo,
                                                           el que no finge,
                                                           el que no pregunta,
                                                           el que no espera,
                                                           el que no se disfraza;
                                                           el que solo siente [me siente].

Ser verdad;
       regalarme entera...
                        para que tu mentira siga viva;
                                                        saberme de veras, saberme entera.

Ser presente;
      ser hoy contigo;
                   ahora;
                   ya;
                   sin pasado, sin ancla, sin lastre;
                   sin futuro: pensarlo mata el instante
                                                  [sentirlo como el último].

Ser hoja en blanco;
                   para que escribas las palabras que te hacen libre...
                                                             [jamás ninguna que ate]

Ser mapa sin escribir...
                      el norte de la brújula de tus deseos....

                                                                                            Eva López Álvarez


jueves, 30 de enero de 2014

Te espero;
              desnuda de ayeres.

Con el alma virgen;
        el cuerpo olvidado;
        la piel...desmemoriada;
        las manos sin huella dactilar que las defina.

Te espero...
             mis pasos sin retorno;
             los ojos tuertos de pasado;
             guardado bajo cremallera el cachito de corazón que todavía late.

Te espero...
            en cada presencia hueca y yerma;
            en cada ausencia preñada de alientos.

                                                                                         Eva López Álvarez



domingo, 26 de enero de 2014




Vaciar el alma.

Con una cucharita de esas tan cóncavas como el dolor; las que exhiben las cubas de las heladerías. Acostumbran a ponerla en un cacharrito con agua; agua que arrastre el color [o el dolor, quién sabe].

Vaciar un trocito del alma que me sabe a chocolate [memoria de junios de infancia]; y bañar la cucharita cóncava que me arrancó un pedacito de ayeres efímeros como el polvo marrón (cacao), en cristalina agua [incolora como el futuro; inodora como el presente; insípida como los relojes].

Vaciar otro pedacito de mi alma; el que se tiñe de rosa [primera fresa que adelanta jirones de un mayo que aún no existe a los días de febrero; helados como las astillas del desprecio]… envoltorio mentiroso a ratos; la dicha más absoluta en esos segundos que pegas a las suelas de tus zapatos para cuando sientas que no puedes caminar porque no hay mas pasos por andar.

Vaciar el cachito de alma sin más color que el blanco inmaculado [como la nube en que acuño mis sueños]; el cachito que sabe a nata y me regala [mágica, todopoderosa memoria] el fotograma en perfecto color de la nata Galupe que remataba las comidas de los sábados cuando niña; cuando mis preocupaciones cabían todas en la mochila del cole …



Vaciar el alma.

Reposar la cucharita, cóncava como el dolor, reposarla en el agua que fue transparente [sucio arcoíris de ayeres entremezclados, hoy].





                                                                                                                    Eva López Álvarez

miércoles, 22 de enero de 2014


El invierno tiene la belleza de un pájaro muerto;

heridas de muerte sus alas
                             [guadaña las palabras de hielo]
                                                                no pudo remontar el vuelo.

Se tragaron las aceras sus sueños;
adoquines del color de la ceniza
                                 el epitafio de sus aleteos yermos...


                                                                                                    Eva López Álvarez


martes, 14 de enero de 2014



No es matar el tiempo... Matar el tiempo es tedio; es disfrazar el aburrimiento, la abulia, la ataraxia salvaje que mata tus tripas [las que sienten].

ES... ES... Es cuando el tiempo muere...Se extingue; porque nada importa mas allá. Mas allá de ese abrazo. Ese abrazo a mi piel muerta con la piel que envuelve tu alma. Ese ángulo perfecto en que mi cabeza encaja en tu cuello; esa tangente perfecta que es la línea recta de tus manos [une directamente tu alma con la mía] con mi cuello desnudo [une mi razón y mi concupiscencia, dejando el ángulo muerto que gradúan las realidades].
Nada importa más allá. Mas allá de esa proximidad que emborrona la frontera de tu tibia y la funde con la mía. Esa proximidad que quema como la ceniza y arrasa distancias como el fuego. Esa cercanía que nubla; esa cercanía en que se huele el alma y ya no hay cuerpo ni hay carne; esa cercanía que excita el epicentro de lo que eres cuando no eres piel.

No es matar el tiempo... Matar el tiempo es costumbre; es cuando los lunes acontecen en sábado; cuando septiembre no huele a mazorca y a lumbre sino a enero gélido y blanco... Matar el tiempo es cuando los versos de amor se estudian bajo amenaza de suspenso, que no se cobran vida en tus vísceras (segunda estrella a la derecha de tus noches)

Es... es cuando el tiempo muere... Se extingue; porque nada importa mas allá.

Eva López Álvarez
 
 

viernes, 10 de enero de 2014


Me levanto a las seis y media de la mañana. La ducha se lleva la noche al sumidero de los olvidos y, café en mano, el pelo mojado [enero o septiembre] salgo al parque con mi perro.

Cuentan los relojes, los despertadores y las agendas que es de día. El cielo... el cielo cuenta otra cosa. Cuenta la historia de una noche, todavía presente, que agoniza a manos de la luz impía. Y aquí, en este impás mentiroso, en que el móvil me dice que empieza un día y el cielo me dice que la noche aún me cobija, me salvaguarda, oculta mis ojeras y mis soledades, se suceden cada 24 horas momentos de esos que solo caben cuando aún no te has maquillado (ni los ojos...ni el alma).

Siempre en la misma farola [siempre], todavía encendida [la noche saca la lengua al amanecer] me saluda el señor del "collie" (como la famosísima Lassie de cuando éramos críos). Hace juego con su perro; le calculo unos 55 años y es un señor de esos de antes, elegante como su collie, tímido como el amanecer, educadísimo (me cede la farola para el primer pis de mi Cuzco). Siempre. Todos los días. Sonríe quedamente cuando aún no he cruzado pero ya sabe que su horario va cumpliéndose correctamente.

Siempre en el mismo planeta, Venus (recordemos el planetario que hay en el parque lineal) el corazón se me arruga... y mis ojos quisieran hablar, escuchar, tocar, rastrear la voluntad férrea, titánica del octogenario que ordena a sus piernas que corran... y lo hace con una bolsita que mima como su aliento (no sabe cuántos pueden quedarle). Hace un tiempo descubrí que en la bolsita se refugia una bomboncita pequeña de oxígeno que ayuda a sus pulmones, a sus venas, a su corazón en la difícil tarea de bombear, de bailar los últimos valses que conforman sus sístoles y sus diástoles. No puede hablarme en medio de ese esfuerzo infinito, pero rebusca un átomo de vida para sonreírme y su sonrisa diaria me cuenta que todos los amaneceres se toca cuando sus ojos se abren y se pellizca [solo en la inmensa cama años atrás; ella no resistió mas calendarios] para asegurarse de que está vivo. Y comienza su batalla y sus pies cansados y viejos, viejos, viejos [maravilloso y enternecedor contraste con sus deportivas blancas como las mentiras y chillonas como los desconsuelos] se suceden a una velocidad que asemeja una carrera. Yo le diría que cada día rebasa tantas metas como pasos le roba a la distancia que lo separa de la parca. Pero me limito a sonreírle. Él ya sabe lo que quiero decirle.

Siempre a la altura de los columpios los ojos sudorosos y cargados de lluvia de "la chica a la que no miran los tíos" me cuentan que sale a correr a estas horas porque el manto cobertor de la noche es misericordioso y difumina las curvas, y emborrona el cansancio que jadea, y, sobre todo, mantiene alejados esos grupos de"runners" que parecieran sacados de un anuncio de esos de cereales: esos de los culottes retadores, esas de las camisetas-imán. Ella sabe que yo se que no quiere que mis ojos (ni los de nadie) se posen sobre los suyos. Pero nos saludamos... de medio lado.

Siempre a la vuelta, siempre a la altura del paso de cebra del asilo, la farola se apaga y se escucha un clik en mi alma que me pone la banda sonora (Show must go on) y saco del bolsillo mi eye liner y en el ascensor disfrazo mis ojos de buenos días...

Suben la persiana las tristezas; siempre, siempre, siempre... a la misma hora...

Eva López Álvarez
 
 

miércoles, 8 de enero de 2014



Los años nuevos son mágicos. Parecieran todos iguales, si; pura falacia eso del cambio, pura invención eso de una suerte de renacimiento. Y así es... te pasas la vida sin discriminar entre lo acontecido, sentido y vivido el 31 de diciembre y lo acontecido, sentido y vivido el 1 de enero.

"Electroemociograma" plano.

Y, de repente, un año todo es distinto.

Llega el uno de enero y se derrumban tus cimientos. Se rompen. Se caen. Tu suelo se resquebraja como una hoja de otoño cuando la pisas... Las paredes que te daban cobijo te dejan desnudo, aterido del frío que arrastran las palabras heladas y el techo se extingue dejándote ver lo pequeño que eres...

Y lo lloras todo. Lloras a raudales. Lloras a espuertas. Lloras a gritos. Lloras a mares preñados de hieles antiguas.
Y lo lloras todo.

Seca la última lágrima comprendes eso del año nuevo...

Yo creía que era el tiempo que había vivido.
                               Los besos que había dado.
                                     Los abrazos que me apuntalaron.
                                           Los versos que ya pintaban mi alma.
                                                  Las palabras aprendidas; las palabras escuchadas.
                                                        Las manos que tatuaban la memoria de mi piel.
                                                               Los pasos que dibujaban el mapa de mis amaneceres.

Pero no...

Soy el tiempo que me queda por vivir.
            Los besos que aún no he dado.
                  Los abrazos que habrán de apuntalarme.
                         Los versos que cambiarán el color de mi alma.
                                Las palabras que todavía no he escuchado...
                                       Las manos que aún no son parte del archivo histórico de mi vida.
                                             Los pasos por caminar, los que dibujarán nuevos cartogramas.

Pura potencia...

                                                                                                     Eva López Álvarez



lunes, 6 de enero de 2014

Ser verso,
      o belleza,
         o soledad,
            o arte [manifestación, doloroso parto del alma herida]

Ser trazo,
      o tristeza,
         o vacío,
            o fealdad [espejo; claroscuro]

Ser [tener] sentido en medio de la nada;
                                               de la desidia;
                                                    del óxido que enrrobina los días y los calendarios.

Hombre o mujer;
joven o viejo;
amor u odio;
vivo o muerto.

Lienzo de baldosas;
museo de extrarradio,
altar de abandonos donde rezar tu ausencia.


                                                                Eva López Álvarez


jueves, 2 de enero de 2014


Que mi alma fuera océano, mar abisal preñado de palabras desconocidas...

       que brotaran con alas y se posaran en la cornisa que adorna la comisura de tu boca;
       que fueran rama, cobijo, nido para el desconsuelo mudo que escucho en la distancia;
              ser barro; palabras de barro para que moldees tus sueños;
                    almohada; palabras almohada para cuando el insomnio se asome a tus noches;
       que la pluma líquida hiciese cosquillas en la piel de tu alma,
       que escribiese tres puntos suspensivos cuando pareciera huir el deseo,
       que el suelo arenoso de ese océano mar fuese el tope de tus soledades,
       que algunas de esas palabras dibujaran nubes inundadas de alquimia...

Océano; mar preñado de palabras desconocidas... que mi alma fuese tu playa...

                                                                                                              Eva López Álvarez