jueves, 2 de enero de 2014


Que mi alma fuera océano, mar abisal preñado de palabras desconocidas...

       que brotaran con alas y se posaran en la cornisa que adorna la comisura de tu boca;
       que fueran rama, cobijo, nido para el desconsuelo mudo que escucho en la distancia;
              ser barro; palabras de barro para que moldees tus sueños;
                    almohada; palabras almohada para cuando el insomnio se asome a tus noches;
       que la pluma líquida hiciese cosquillas en la piel de tu alma,
       que escribiese tres puntos suspensivos cuando pareciera huir el deseo,
       que el suelo arenoso de ese océano mar fuese el tope de tus soledades,
       que algunas de esas palabras dibujaran nubes inundadas de alquimia...

Océano; mar preñado de palabras desconocidas... que mi alma fuese tu playa...

                                                                                                              Eva López Álvarez


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