Arden los tiempos
[están ardiendo; llamarada helada que asola espacios]
La chimenea de los ayeres calcina la memoria intacta
[caja fuerte de palabras como puñales];
prende los calendarios que ardieron en noches antiguas
y deja un puñado de cenizas con olor a infancia quemada.
El fuego que incinera el presente asemeja un secundero
que alimenta su prisa de las horas que sueñas lentas.
Y no hay nada.
No queda nada.
No exime a nadie...
La hoguera implacable del futuro roba amaneceres,
cercena esperanzas,
mutila ilusiones,
condena quimeras...
Así... sin tiempo[s] solo quedamos tu y yo...
Eva López Álvarez
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