domingo, 29 de diciembre de 2013

Para Bea [un guiño del azar...caprichoso]


Un día te paras en seco y tomas conciencia de que ya no recuerdas los colores.
                                                                                           Apenas te habías dado cuenta...

Ese día miras en derredor y el buzón te regala cartas cargadas de semántica gris. 
El camino a la oficina solo es de asfalto: los maceteros parecieran de alquitrán e incluso el otrora verde de los árboles parece hoy una prolongación del tronco, parido a la imagen y semejanza de la acera que pisas cada día.
En tu trabajo todo parece haberse mimetizado con el color de la costumbre [marrón] e incluso las voces de tus compañeros parecieran emitir palabras oscuras, difuminadas en esa paleta infinita de grises.

El cielo... bañado en el sempiterno color: negro borrado a manos del tedio. 
El sol... extinto; escondido; huido; rendido al frío y la humedad que anilla tu pelo y entumece tus manos.

Pero todo ello se sucede en gris hasta el preciso instante en que decides sonreirle al mundo...
        es ese momento en que miras en derredor y tu sonrisa diáfana, abierta, expuesta, desnuda y franca devuelve a tus ojos el verde vivo, vivificante y vital; 
el azul inmenso que invade, que estalla en una metralla de sueños venideros preñados de futuro;
el amarillo infinito que ahuyenta los monstruos vestidos de ayeres;
el rosa que tiñe tus arterias, que hace un fresco en la bóveda de tu memoria;
el rojo que abandona todo atisbo de sangre para ser huella dactilar del deseo;
el púrpura que viste cada quimera olvidada a manos del tiempo...

Y guardas el instante [mágico]
                                   fotograma imborrable en tu retina.

Para cuando las palabras parecen punzantes;
        para cuando el calendario parece reírse de tí;
                para cuando las emociones parecen haberse aliado con la costumbre y pesan;
                        para cuando hoy tiene el mismo sabor que el ayer que quisiste dejar atrás...

Recuerda: tu retina es varita mágica que te hace un nudo en las tripas como cuando tienes quince años y las mariposas pueblan tu estómago...
Recuerda: imprime ese fotograma: vuelve la piel del revés... 
Regálaselo al mundo... tu sonrisa invade de colores el asfalto gris...


                                                                      Eva López Álvarez


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