lunes, 23 de diciembre de 2013


Reinventando a Blancanieves...

Supongamos que Blancanieves jamás encontró a nadie. Jamás pudo compartir un plato de comida; un amanecer; una mota de desconsuelo. Imaginemos que la Soledad la atropelló: anegó su alma de pequeñas soledades; siete, tal vez...

Juguemos a fantasear con que encontró, un golpe de suerte, siete libros que adormecían su[s] soledad[es]...

Pero... la atropelló el destino [cabrón]. Llegó en forma de manzana emponzoñada vistiéndola de SILENCIO[s] atroz[ces]

..."Llorar en negro"
                      [de cómo las lágrimas emborronaron el rímel a Blancanieves]...

                                                                                                           Eva López Álvarez



1 comentario:

  1. "Pienso en tu cuerpo, escribo una palabra".
    (BENJAMÍN PRADO)


    La palabra, si llega, será triste. Saboreo el fracaso temerario de hacer balance justo el día en que la memoria hace huelga de remembranzas caídas y el orgasmo espera impaciente en la sala de espera. De veinticuatro a veinticuatro puedo dibujar un trazo sin levantar el bolígrafo del papel, un fracaso azul que mancha los dedos por no haber dejado nunca aflorar mi lado salvaje frente a cuerpos de mujeres donde comprobar mis seísmos cardiacos. La foto de la derecha es excitante y mis manos van del teclado a tu cuerpo de pantera dormida anhelante de sangre inocente. Para una vez que no te sobra ropa, te sobra el sombrero. Siempre el sombrero. De verte así no perdería el tiempo inventado un beso que te encienda un amanecer, pues tu cintura es el único espacio donde mis manos acoplan a la perfección y ahí sobra el linaje de los labios. Es una buena imagen para comenzar una relación o para finalizar una película en la cual nadie quiere que muera la rubia, una rubia que sabe hacer de muerta o de fantasía erótica y exhibe su lozanía como un malecón donde se estrellan las pasiones no consumadas y dejan en la atmósfera esas gotas transparentes de las cuales brotará una palabra en la que pueda encerrarse tu cuerpo o el clamor que callo. ¿Cuando la lluvia se pasa al otro bando cómo saber si el frío es de los nuestros?
    Y sólo puede ser una palabra...


    P.D.: Hacertelamorenverso.


    EL COLECCIONISTA DE ATARDECERES

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