viernes, 27 de diciembre de 2013

Tal vez la autopsia de toda pasión [muerta] determine que los besos solo hay que soñarlos; que la piel solo hay que imaginarla; que las manos solo hay que desearlas.

Tal vez el bisturí [afilado como las esquinas de ayer] encuentre el milímetro exacto en que tu corazón dejó de arrugarse al contacto de mis labios, la célula precisa en que tu estómago dejó de encogerse al contacto de mi piel [expuesta como manos hacia arriba].

Tal vez el análisis toxicológico sea capaz de discriminar la composición biológica de mi saliva ayer, de mi saliva hoy, y averiguar así por qué dejo de bombear tu sangre al dibujar con mi saliva el mapa de tus sueños en tu espalda.

Tal vez se enquistó una palabra;
                                      metástasis del cáncer del olvido.

La quimioterapia [salvaje deseo yermo] no funcionó;
     la radioterapia se llevó las huellas dactilares de mis dedos que quedaban en tu piel...

                                                                                        Eva López Álvarez


                                                                

1 comentario:

  1. Me gustaría creer en la inmortalidad de la pasión,,,,
    hay divinidad en querer sentir
    en las huellas de la piel...

    escribo en el alma
    el informe de esta conclusión póstuma,

    no obstante... rompo una lanza
    en favor de poder sentirse... pasional y ámplio.

    Estupendo texto.

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