Que no te quede una sola palabra por decir[me]
[por susurrar al oído
por gritar a los cuatro vientos]
que nada ponga freno a un verso...
que jamás se enrede en el olvido
que no lo engullan los silencios.
Que no se enquiste una sola palabra en la comisura de la boca,
que no te atragante al son de las campanadas que anuncian otro enero
[un nuevo principio]
Regala[me] las que te sobran,
lánzalas: metralla emocional;
déjate volar
suelta las amarras implacables de la palabra que te pesa en el alma...
Eva López Álvarez
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