sábado, 26 de abril de 2014

Perdona; este trozo de piel es mía; no sabía dónde la puse... La daba por perdida.

Ha sido al verte; lo reconocí. Debió arrastrarlo hasta aquí el viento; caprichoso el azar. Pero... es mía. De hecho ya no sentía. Y, al saberla ahí, aun sin recuperarla todavía, el interruptor de mi sistema límbico se puso en marcha. Ahora tengo un nudo en el estómago. Y mis ojos viven en la comisura de tu labio.
No te estoy mordiendo; ni siquiera es besarte. Solo es la necesidad de recuperar mi trozo de piel viva.
Pero está ahí; justo donde la punta de los dedos de tu alma asoma, por donde resbalan las palabras y lloran los silencios. 

Es mía; entiéndelo...

Es el umbral en que descansa, a ratos,mi razón, mi cordura... Es la frontera entre el tiempo que discurre y el instante que vivo. Es la derrota de los indicativos que siempre son espejo, jamás lienzo, papel en blanco...

Ya te digo que lo siento.... voy a acercarme lento e intentaré hacerlo suave...Es mía [franja incierta de certezas olvidadas]; entiéndelo...

                                                                                                                            Eva López Álvarez



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