sábado, 26 de abril de 2014

Tengo dos ojos; ni grandes ni pequeños; ni bonitos; ni feos. Pero miran mis ojos como si no hubiese otra retina mas que la tuya; miran mis ojos con mi alma desnuda; miran mis ojos cada color que los amaneceres [aun de alquitrán] me regalan...

Mis dos ojos; ni grandes ni pequeños; ni bonitos; ni feos, se acurrucan en un nido hecho de patas de gallo; arrugas nuevas de heridas viejas; de algunas soledades; de mágico tiempo anidado en cada surco vivo. 

Tengo una nariz; grande; paradigma del soneto de Quevedo durante mi adolescencia [recuerdo la conmiseración de mi profesor de literatura ante la burla de los colegas; y lo hago con inmenso cariño: tanto el recuerdo del profe "el Salvaje" lo apodábamos, como de los compañeros]. Cómplice mío hoy. Soy lo que soy. Y me regala aromas. Todos. Aspiro el aroma de tus silencios cuando vienen cargados de soledad y, ¡ojalá! al aspirar las arrancase de tí... te liberase de ellas...

Tengo una boca; ni grande ni pequeña; ni hermosa ni fea. Pero... la comisura de mi boca es recodo de mi alma y encaja a la perfección con la piel de los labios de la tuya. Mi boca besa como habrían de besar las ventanas si lo hicieran; las que miran al infinito; las que abren tus horizontes; las que rompen el tedio de las paredes cerradas.

Tengo unas manos; casi siempre hinchadas. Demasiado trabajo a cuestas. Pero mis manos construyen momentos. Cuando recortan cartulinas inventando inverosímiles formas... y cuando acarician. Las venas hinchadas, versos de amor, entonces.

Tengo dos orejas; ventana ni grande ni pequeña, ni bonita ni fea de dos oídos que me regalan las emociones que arrastra una canción. Un susurro. Una palabra, queda, en los límites de mi cuello.

Tengo dos pies que se convierten en alas cuando me llevan donde la palabra que esperaba llega; tengo dos pies que recorren distancias a golpe de sueños. Que borran espacios en cada deseo.

Tengo centímetros y centímetros cuadrados de piel viva. Dibujada con algunos lugares donde se detuvo el tiempo. Escrita con alguna cicatriz que tatúa la palabra MADRE y me arranca sonrisas con dos nombres propios; los de mis hijos; mi razón...Expectante. De futuro. Por escribir en cada pliegue. 

Da igual que la vida nos atropelle a veces....
Da igual que quiera dejarme sin nada...

Mis retinas dibujarán los deseos que yo quiera; mi alma se llenará de canciones [todavía]; mis manos crearán, ojalá, el motivo de tu sonrisa; mi boca, la comisura de mi boca, guardará secretos y besos y anhelos....

Gracias a la vida...que me ha dado tanto...

                                                                                                                      Eva López Álvarez




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