Estoy jugando a imaginar que pudiésemos tornar nuestra piel en permeable
o impermeable a nuestro antojo, a
nuestro deseo...
Me encantaría ser
…
impermeable a
los zarpazos que te arañan en la dermis
más profunda del corazón;
impermeable al
acero de algunas miradas;
impermeable al
amargo que deja en tu boca más de un día
cuando juega a extinguirse en vano.;
impermeable al
boicot del tiempo;
impermeable al
frío que deja cada abrazo
que no pudiste dar;
impermeable a
los números
[despreciables]
que te condicionan;
impermeable a
las decepciones,
a las frustraciones,
a los desengaños;
impermeable a
la frustración que arrastra cada palabra
que pronunciaste y
que nadie escuchó;
impermeable al
envés de tu hoja en blanco;
impermeable al
correo inmisericorde de cada mañana
(a los extractos
del banco);
impermeable a
la lluvia que anega las estancias de mi alma...
Y, del mismo
modo, lo daría todo por ser absolutamente…
permeable a las
palabras que quedaron escondidas;
permeable a
cada guiño casi invisible
que el destino quiera
regalarme;
permeable a la
felicidad efímera de un segundo
que acontece tan rápido
que apenas se siente;
permeable a
cada rayo de sol;
permeable a las
manos que hablan;
permeable a lo
invisible;
permeable a
cada verso que quiera enredarse en mis pies;
permeable a
cada sueño infantil
que todavía
quiera llegarme;
permeable a un
día sin reservas;
permeable al instante vestido de navidad
que acontece en agosto...
Eva López Álvarez
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