A las caricias carentes de huellas dactilares.
Al calendario enquistado en un día que huele a petróleo.
Al espejo que me devuelve una imagen que no reconozco.
A las paredes que me aislan, pero no me cobijan.
A las manos que no me hablan.
A los ojos que no me escuchan.
Al pasado ...
que corre más que yo...
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