Las palabras pueden... provocar emociones, empatía, arrancar de uno mismo esa Soledad brutal que, a veces, se instala de okupa en tu espíritu...
Desnudar impúdicamente un pensamiento; erradicar el vacío; tornar posible lo imposible; alentar la curiosidad; mover cimientos; reivindicar cada día un sueño...
Sólo eso, todo eso... en un ovillo de palabras por desenredar.
"Si más nada será, después de todo". (JOSÉ HIERRO)
Retales de una vida en su ecuador, grandes logros vestidos con la tela brillante de las gestas y que nunca ocuparán un renglón en los libros de Historia, incompletos siempre. Los niños aprenden a abrazar en el vientre materno porque detestan lo sencillo. Se comienza abrazando una ilusión y se descubre que es la madre la que mueve el mundo o lo detiene si se le antoja. Desandando lo andado retrocedo de la rotación al ensimismamiento lineal y acabo en una librería consultando un libro de palabras que rimen con tu nombre y no lo he comprado porque no ponía "anhelo". El anhelo se quita la ropa y brotan dos piernas tan hermosas que deberían estar prohibidas, piernas que en su llanto escriben versos azabaches y confieren a la piel el brillo de la sensualidad. El estrépito de tus tacones (imposible concebirte sin ellos) dibuja un cuerpo desnudo en el horizonte utópico de esta ciudad tan ajena a las guerras y al oscurecerse el cielo uno da fe de que el día dura veinticuatro imposibles, precisamente en ese amargo momento en que apetece hacer el amor con la nada y la nada no coge el teléfono ni enciende la luz de su dormitorio.
P.D.: Los pinchazos más dolorosos son aquellos que te das cuando tratas de remendar almas ajenas.
Una forma de decir como has sido
ResponderEliminarpara ser lo que eres...
la creatividad te viene desde la niñez
y me alegra que nos dejes ver como sientes
lo hecho por ti
tiene un sabor especial
excelente comunicación pictórica
la niña que fuiste todavía sobrevive
tu creatividad está mostrándose en cada segundo.
Besiños.
"Si más nada será, después de todo".
ResponderEliminar(JOSÉ HIERRO)
Retales de una vida en su ecuador, grandes logros vestidos con la tela brillante de las gestas y que nunca ocuparán un renglón en los libros de Historia, incompletos siempre. Los niños aprenden a abrazar en el vientre materno porque detestan lo sencillo. Se comienza abrazando una ilusión y se descubre que es la madre la que mueve el mundo o lo detiene si se le antoja. Desandando lo andado retrocedo de la rotación al ensimismamiento lineal y acabo en una librería consultando un libro de palabras que rimen con tu nombre y no lo he comprado porque no ponía "anhelo". El anhelo se quita la ropa y brotan dos piernas tan hermosas que deberían estar prohibidas, piernas que en su llanto escriben versos azabaches y confieren a la piel el brillo de la sensualidad. El estrépito de tus tacones (imposible concebirte sin ellos) dibuja un cuerpo desnudo en el horizonte utópico de esta ciudad tan ajena a las guerras y al oscurecerse el cielo uno da fe de que el día dura veinticuatro imposibles, precisamente en ese amargo momento en que apetece hacer el amor con la nada y la nada no coge el teléfono ni enciende la luz de su dormitorio.
P.D.: Los pinchazos más dolorosos son aquellos que te das cuando tratas de remendar almas ajenas.
EL COLECCIONISTA DE ATARDECERES