domingo, 9 de febrero de 2014



Un día.

      Uno cualquiera.

              No huele distinto. No sabe distinto. No tiene un color distinto.

Solo es un día.

                 Uno cualquiera.

                                 Uno mas.

Te rompen el amor; a la cara…

     Te escupe el presente las promesas que el pasado tatuó en futuro en tu piel.

Y descubres,

           entonces,

                 solo entonces,

                         los arrabales de tu alma.

Anexos; alejados de esas calles por las que solías transitar dentro de ti. Las emociones a las que acostumbrabas. Las palabras en las que te reconocías. Descubres un apéndice de ese alma tuya, muerta, en que resuenan palabras lejanas que parecieran acariciar tu silencio en ruinas. Los restos del naufragio, ese naufragio, en que solo hubo un superviviente; pero no fuiste tú.

Los arrabales de tu alma…

                            Llueve en las afueras de mi alma. Lo hermoso es descubrir que todavía puede sentir. Cada gota.

Caudal vivo en tus arterias olvidadas….


                                                                                                  Eva López Álvarez

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