Las palabras pueden... provocar emociones, empatía, arrancar de uno mismo esa Soledad brutal que, a veces, se instala de okupa en tu espíritu... Desnudar impúdicamente un pensamiento; erradicar el vacío; tornar posible lo imposible; alentar la curiosidad; mover cimientos; reivindicar cada día un sueño... Sólo eso, todo eso... en un ovillo de palabras por desenredar.
lunes, 25 de noviembre de 2013
Fumemos juntos;
tu a un lado de la mesa, yo al otro.
Juguemos a mirarnos indiferentes mientras asciente tu humo,
mientras asciende el humo que soy.
Juguemos a ignorarnos mientras se enredan a escasos centímetros de nuestras cabezas
[frías, tal vez] tus humos con los míos;
mientras se tocan, se funden, se mezclan,
se hacen el amor a la vista de todos...
Tu y yo podemos conversar incluso, pero notaré cómo soplas el humo de tu cigarrillo para que envuelva con mas fuerza la estela del mío y, en ese momento, te ayudaré con un suspiro [pareciera involuntario] que atraerá hacia abajo de nuevo el humo que soy para que vuelva a enredarse en el tuyo una y otra vez, una y otra vez. Tu embiestes con fuerza el humo que soy y yo atrapo con ganas la niebla que eres.
Pasará el camarero y, quizás, te remuevas agitado en la silla [escudo insondable tu piel]; me saludarán los conocidos de siempre, quizás me apriete fuerte el nudo en las tripas [escudo insondable mi piel]...
Fumemos;
fumemos juntos...
Eva López Álvarez
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