Las palabras pueden... provocar emociones, empatía, arrancar de uno mismo esa Soledad brutal que, a veces, se instala de okupa en tu espíritu... Desnudar impúdicamente un pensamiento; erradicar el vacío; tornar posible lo imposible; alentar la curiosidad; mover cimientos; reivindicar cada día un sueño... Sólo eso, todo eso... en un ovillo de palabras por desenredar.
lunes, 9 de septiembre de 2013
Da igual los pasos que me impongan las agendas;
los calendarios;
el secundero atroz que acorta mis tiempos.
Me queda la sombra [humo];
mi sombra [niebla].
Juego a buscar ese preciso [precioso] ángulo en que mi sombra parece alejarse, separarse de mí, cobrarse otra vida y... desaparecer...
Entonces, cuando el sol se muestra misericordioso y cada rayo es falacia,
entonces,
sólo entonces,
mi sombra [invisible a los ojos ajenos] se tumba a tu lado,
o te abraza en la quietud inacabable del rojo que impone el semáforo,
o se deja arrastrar por los acordes de esa canción y baila bajo los coches, bajo el autobús, bajo el taxi que cuenta historias;
Entonces, cuando la luz se acuesta, exhausta, y todo es oscuridad,
entonces,
sólo entonces,
mi sombra desciende a la playa [aplastante negrura] en esa hora incierta en que no es playa sino garganta insondable y se bebe a pequeños sorbos cada recuerdo que acontece en futuro imposible.
Eva López Álvarez
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