Tocar los sueños;
acariciar cada onírico segundo que se tatúa en mis tripas,
recrear a plena luz del día hasta el último milímetro de la piel que le da forma a mis ganas,
convertir la ilusión en ilusiones a fuerza de agitar mis manos preñadas de quimeras.
Tocar los sueños;
escribirlos en mil papeles y tirarlos por la ventana de mi deseo
[dejemos que el viento haga el resto...]
...
Tal vez uno de esos papelitos caiga a tus pies;
toca tus sueños; escríbelos; lánzalo de nuevo;
tal vez, sólo tal vez, el azar caprichoso lo devuelva a mis pasos
Eva López Álvarez
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