miércoles, 28 de agosto de 2013

Truena con la misma violencia con la que llora un niño cuando todavía cree [ingenuo] que las lágrimas sirven, que las lágrimas logran, que las lágrimas curan.
La misma rabia con que encajas el primer desamor.
La misma furia con que el mar baila, solitario tango, crecido de abismos.

Truena con exasperación;
                                     como mi  búsqueda febril
                                                                          [estéril]

Truena al otro lado del cristal y retumba bajo mi piel. Truena con inquina, con rencor.

Truena; estalla el gris [salvaje] que amputa frutos, flores, hojas; que cercena sueños a los hombres que tienen acequias en las líneas de las manos y caballones alrededor de los ojos [acabados].

Truena el cielo, feroz, queriendo [quizás] acortar distancia;
                                                              saber qué siente la tierra; fértil, madre, cobijo.


                                                                                               Eva López Álvarez







2 comentarios:

  1. "Lo has llamado el otoño de las rosas".
    (FRANCISCO BRINES)


    Vaticinas el deceso del verano y una impía lluvia sella con su efímera humedad la veracidad de tu pronóstico. Cominzo a temerte, mujer hechicera.

    P.D.: De indescriptible belleza podría denominarse el efecto luminoso de los relámpagos esta madrugada. Uno de esos momentos en los que el cielo te revela sus secretos y te invita al abolengo del amor y la mayoría de las personas los desperdician durmiendo. ¿Qué tiene de extraño, entonces, que la prima de mal humor sea más alta que la de riesgo?

    EL COLECCIONISTA DE ATARDECERES

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    1. ¿Con qué palabras hubieses jugado tú, mientras los demás dormían?

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