Amanece un día en ruinas...
¿quién poblará los escombros de lo que fueron mis mañanas?
¿quién declarará el estado de emergencia para mi alma?
Las cenizas del dolor
desertizan los segundos cargados de futuro
los vestigios de cada ayer que apuntalaba mi memoria.
Naufragio atroz de las ilusiones que circulaban por el caudal de mi sangre.
Eva López Álvarez
Espero que el ocaso haya traído algo de compensación
ResponderEliminarlos días no son como amanecen... me temo que en el transcurso
pueden aparecer verdaderos estímulos.
La memoria... retales del pasado... destellos de luz.
Otro beso...